jueves, 16 de junio de 2011

Educación virtual: educación del siglo 21

Me resultó curioso leer el editorial del Nuevo Día, que llamó a investigar la educación virtual. Esta educación es fácil de evaluar con criterios de calidad que son muy similares a los que se aplican a la educación tradicional. ¿Tiene una facultad capacitada? ¿Tiene un currículo adecuado? ¿Están bien definidas las competencias en los cursos? ¿Las evaluaciones son confiables? ¿Tiene una administración capacitada? Naturalmente, los criterios se tienen que ajustar a la realidad de la virtualidad.

Pero me pregunto si se evaluarán con criterios que también indaguen sobre su adecuacidad para el siglo 21. Si analizamos bien el asunto, la premisa del editorial es certera: la proliferación de centros que ofrecen estudios a través de Internet puede ser una alternativa educativa ante los múltiples males de la escuela. Lo que añadiría es que los males de la rigidez y obsolescencia están presentes en las escuelas privadas también, y no es algo exclusivo de las públicas.

Creo que la directora del Consejo de Educación General, Carmen Berríos, está equivocada al argumentó que la institución carece de reglamentos al respecto. Actualmente existen criterios de calidad que son aplicables, con unos ajustes leves. Por ejemplo, las facilidades físicas adecuadas se tienen que ajustar para servidores y redes adecuadas para ofrecer una conectividad confiable.

Sin embargo, pregunto si habrá otros criterios relacionado a la adecuacidad para la sociedad de información. Por ejemplo, ¿habrá un criterio sobre la posibilidad para una educación más personalizada? Estoy de acuerdo que un Puerto Rico del siglo 21 necesita unas evaluaciones adecuadas. Estas evaluaciones ayudarían a sacar del mercado a las escuelas que se crearon sólo para hacer dinero fácil. Pero estas evaluaciones, si se orientan al siglo 21, deben también sacar del mercado a las escuelas que se aferran a métodos educativos caducados que se crearon para sustentar la producción masiva del siglo 20.

Para ver el editorial del Nuevo Día, oprima aquí.

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